La corrupción es definida como el abuso de poder para el beneficio propio. Es uno de los grandes problemas de la sociedad; es el gran obstáculo para el desarrollo del país, debilita fuertemente el sector económico, fomenta una gran desigualdad social y otros tantos males colaterales que nos sumergen más y más en la escoria del tercermundismo. Aunque se han creado medidas para combatirla, estas atacan el síntoma y no la causa raíz. Mientras esto prevalezca, seguiremos en una eterna lucha de creación de leyes, seguidas por un número exponencialmente mayor de violaciones relacionadas con este delito.
No parece haber una solución contundente en este mundo a este problema, salvo la implementación de una estrategia de refortalecimiento de los valores humanos a nivel social, en la que, como masones, ejercemos un rol importante.
Los valores humanos son actos que permiten la libre convivencia entre los seres humanos en el mundo, ayudando a construir mejores sociedades. La mayoría de ellos tienen una estrecha relación con lo ético y lo moral y podría considerarse que van más allá de posturas filosóficas y religiosas. Hacen parte de la identidad de las personas y sociedades, convirtiéndose una guía para nuestro comportamiento diario.
Es mi deseo abordar este tema en la presente plancha bajo el marco de los principios Herméticos por medio de un corto análisis de su causa raíz bajo mi propia perspectiva, explorando soluciones a través de mecanismos diferentes a los convencionales e involucrándome y comprometiéndome como un verdadero masón en hacer uso de lo que este a mi alcance, con el fin generar, motivar, influenciar o contribuir hacia la necesaria transformación.
Iniciando desde lo básico, de acuerdo con el Kybalion y su primera ley del Mentalismo, el universo es mental; una sola mente, contiene todo lo que existe. Al ser parte de una gran mente, todos somos uno, siendo cada uno, un leve reflejo del otro. Lo que nos diferencia en esencia, no es nada más que nuestros propios pensamientos, los cuales definen nuestro mundo material a través del principio de correspondencia. Adicionalmente, de acuerdo con el principio de Causa y Efecto, cada cosa que vivimos, es una consecuencia de nuestro pensamiento. Según pensamos, así sentimos, vibramos a diferentes frecuencias y finalmente actuamos. De igual manera, todo lo que sucede a nuestro alrededor y la forma como reaccionamos a ello, es un reflejo de lo que estamos hechos y de lo que sucede en nuestro interior. La certeza de esta afirmación se basa en el principio de correspondencia “como es arriba, es abajo”, puede traerse entonces al nivel humano convirtiéndolo en “como es adentro es afuera”. Por lo tanto, las manifestaciones externas negativas como la corrupción, es una revelación de un caos interior, de un gran vacío espiritual, de un nivel vibracional extremadamente bajo; seres que se encuentran en evolución desde un grado muy bajo de desarrollo de sus valores como hace referencia el principio de Polaridad “Todo es dual, todo es idéntico en su naturaleza pero con diferente grado de evolución”.
Para intentar atacar el problema desde su raíz, no parece existir otra opción que el fortalecimiento de los valores por medio de la educación y el ejemplo.
Como Masones estamos llamados a cumplir con este precepto, dado que no se trata solo de predicar nuestros valores y virtudes, claramente definidos en nuestra Augusta Institución. Se trata de tener coherencia entre los que somos en nuestro interior y lo que decimos ser como masones; se trata del continuo perfeccionamiento de nuestro propio templo, se trata de interiorizar, de liderar con verdadero ejemplo. Es uno de nuestros aportes más preciados a la sociedad; nuestra transparencia, nuestra mejor contribución.
Por ello requiere un serio compromiso con nosotros mismos, con nuestros hermanos y con el mundo en general; de lo contrario, al igual que sucede en la sociedad profana, la masonería podría llegar a ser corroída desde adentro por QQ∴HH∴ incapaces de despojarse de sus metales, convirtiéndose en un selecto grupo de pseudo-iniciados; solo un puñado de profanos con mandil participes de un club social.
Término la presente plancha citando al Q∴H∴ masón Benito Juárez y al filósofo Aristóteles:
“Los hombres son nada, los principios son todo”.
"La excelencia moral es resultado del hábito. Solo seremos justos cuando realizamos actos de justicia; templados, realizando actos de templanza; valientes, realizando actos de valentía".
“La virtud no está en los extremos, sino en el justo medio”.
Es mi palabra V∴M∴ QQ∴ HH∴ TT∴,
Recibid mi T∴A∴F∴
R. A. CH. C.
Aprendiz Masón.