Durante las protestas de la primera revolución francesa de 1.789, la ciudadanía utilizó muchas frases reivindicativas. Durante la Revolución francesa, “Libertad, Igualdad, Fraternidad” es una de
las numerosas divisas proclamadas.
Herencia del siglo de las Luces, la divisa “Libertad, Igualdad, Fraternidad” se proclama por vez primera durante la Revolución francesa. Cuestionada a menudo,
acaba por imponerse bajo la III República. Está consignada en la Constitución de 1958 y hoy día forma parte del patrimonio nacional de Francia.
Asociadas por Fenelon a fines del siglo XVII, las nociones de libertad, de igualdad y de fraternidad se difunden más ampliamente en el siglo de las
Luces.
En diciembre de 1790, en un discurso sobre la organización de las milicias nacionales, Robespierre propone inscribir las palabras “El Pueblo Francés” y “Libertad,
Igualdad, Fraternidad” en los uniformes y las banderas, pero su proyecto no se aprueba.
A partir de 1793, los parisinos, imitados al poco tiempo por los habitantes de las demás ciudades, pintan en la fachada de sus casas la leyenda siguiente:
“unidad, indivisibilidad de la República; libertad, igualdad o muerte. Pero pronto se les invita a borrar la última parte de la fórmula, demasiado asociada al Terror…
En casi todas las formulas de la divisa, aparecían dos palabras: La primera.-“libertad” y la segunda.-“igualdad”, pero se combinaban con una tercera variable,
como “orden (marcar limites la tolerancia)”, “unidad(es el conjunto de las tres)”, “razón”, “justicia( está incluida en la igualdad)”, “fuerza”, “virtud”, “fraternidad”.
Asimismo, habría que tener en mente que el pueblo francés no interpretaba igual que la burguesía los conceptos de “libertad” e “igualdad”.
El colectivo burgués defendía la libertad económica (hoy en día más comúnmente conocida como liberalismo económico o capitalismo) y la igualdad jurídica para que
no hubiera leyes ni tribunales diferentes para la aristocracia y la Iglesia. La burguesía, aspiraba a un status superior, aprovechando el malestar del pueblo en una coyuntura de crisis económica
desencadenada por el alza de los costes del pan a causa de unas malas cosechas y la liberalización de su precio. Con el progresivo establecimiento del liberalismo económico la monarquía había
eliminado el precio fijo de los alimentos. Estas mismas revueltas de insatisfacción se habían producido en el año 1766 en España
Por tanto la burguesía solo pedía: libertad y igualdad que solo suponían el reconocimiento de su poder político y económico, el resto continuaba
igual.
G.M.S.
Aprendiz Masón.